viernes, 20 de abril de 2012

MOMENTOS DE FLAQUEZA Y HOLGANZA


Los momentos de debilidad que todos tenemos, han de ser resueltos con un no, determinado y rotundo. Si acostumbramos a las tendencias a plegarse a esta orden perentoria y con el debido apartamiento, ya tenemos un método serio y efectivo. La palabra no debe ser tenida como final solución de cualquier abatimiento o debilidad. Es asunto complicado, como saben muy bien los afectados.

 La flaqueza notoria y constante en el individuo, ha de buscar personas o instituciones que se la puedan controlar o al menos paliar.  Hay evidente un descontento inevitable de personas automarginadas, porque el esfuerzo de formarse, les es cada vez más difícil de realizar.

Esto es bueno en cierto modo, porque las situaciones duras y de caída profunda, nos hacen repensarnos nuestras vidas y nuestras actitudes hacia la sociedad. Y es bueno, porque nos hace reaccionar ante la caída por el plano inclinado del desinterés y la holgazanería consiguiente.

Así, se termina prefiriendo las tesis disgregadoras y anarquistas de Bakunín por ejemplo, que el esfuerzo para aprender y conseguir un puesto de rango, en lugar de ir por el mundo destruyendo todo lo que pueden en nombre de una idea, que no es nada más que un escape o coartada para justificar la vida del zángano.

Este descontento y furia de odio, no tarda en producirse contra los que prosperan. El peligro es, que el descontento incite al individuo a buscar una manera de aturdirse atendiendo sin pensar las atractivas actividades de placer, precarias, y cada día más exigentes y decepcionantes, inseguras e inferiores. Esto ya, cuando no se entra en la vileza.

El organismo reacciona a su manera, y pronto vemos como se producen los comportamientos innobles en la relajación de sus resortes morales, y el abandono a las solicitaciones que ya se mudan en exigencias ineludibles. La persona ya es esclava de sí misma, y no queda en ella el más mínimo resorte de redención.

Para ello y en medio de el descontrol y la abulia, todo deseo debe ser satisfecho sea como sea, bien se trate de robar, mantir, tergiversar, engañar, o a fin caer en manos de la policía y así arruinar una reputación, proporcionar dolor a la familia, y caer en la vileza y las distorsiones de la personalidad más extremas y extravagantes.

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