
¡Cuanta soberbia acumula
El humano vanamente!
y cree que borra y anula
la ley de Dios, ¡tan clemente!
y cree que borra y anula
la ley de Dios, ¡tan clemente!
Trabajando como mula
se da a sí mismo, imprudente,
su propia ley que estimula
la perversión de su mente.
Marcha el mundo alegremente
tras su propia voluntad,
despreciando la deidad.
Y así grita altilocuente
su pagana absurdidad,
y su necia vacuidad.
su pagana absurdidad,
y su necia vacuidad.
Magnífico soneto-denuncia, Angel. Un abrazo
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