miércoles, 20 de junio de 2012

DIVISIÓN Y CONSECUENCIAS

San Pablo apóstol

Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. (Mateo 12:25) Tanta ciencia, tanta estupidez, tantos títulos, tantos “cristianos” que abogan por la separación de las comunidades que integran esta nación, hasta ahora llamada España, sin mirar lo que los demás integrantes desde siglos y siglos pueden pensar.

Jesús sabía lo que decía cuando habló de la forma que he expresado en el principio. España entera, como barco desarbolado, cruje por sus más fuertes cuadernas como si lo que dice un papel o lo que desea cada cual no fuese destrozado, al fin, por fuerzas que ni siquiera son ponderadas o conocidas.

Tenemos ejemplos de dispersión, que solo han traído muerte, desolación y enemistades, por el prurito de pretender ser diferentes. Cuando un  día fui a Alemania y Suiza y países escandinavos de vacaciones, comprobé que allí también había querellas entre vecinos, ambición, y comían boquerones como nosotros.

En Inglaterra, había establecimientos donde vendían pescado frito como se hacía (no sé si se hace aun) en Sevilla, en mis tiempos juveniles. En todos los lugares que estuve, vi que todo era igual que aquí, solo con las naturales variaciones impuestas por los climas y la adaptación al medio.

Ahora en la Iglesia, veo gran cantidad de “iglesitas” independientes no solo en el campo  llamado protestante, sino en la llamada "roqueña" Iglesia Católica, que tiene tantas tendencias como comunidades se deslizan de ella.

Pretenden ser católicas, pero ni obedecen al magisterio ni entre ellas se avienen en cuestiones, no solo de procedimiento, sino en materias doctrinales que no es ninguna broma. Pretende seguir siendo católicos, pero no obedecen a sus ministros que al fin y al cabo, son los están siempre al pie del cañón.

Tal cual pasa en las iglesias protestantes, evangélicas, etc. etc. Si son capaces de unirse contra los católicos ¿porqué no se avienen entre sí? Ellos se han procurado su propia doctrina, que todos dicen que es la "buena". Eso produce entre los de afuera un malestar y un tedio, que los hace despreciar lo que de bueno tienen en sí estas congregaciones.

Yo procuro entender a todos, y todos llevan (como decía mi madre) “su parte de razón”. Arregui en el pseudo-catolicismo que practica y expande a los cuatro vientos, tiene sus razones que no quiero refutar. Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. (1ª Timoteo 5:17) Esa es mi respuesta.

Todo el que lleve el nombre de cristiano, hará bien en seguir su conciencia (informada) pero no despreciar al que quizás es mejor que él. Y sobre todo, no pensar que lo que cree es más cierto que lo que creen los demás cristianos que aman a Jesús.

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