miércoles, 19 de septiembre de 2012

SOBRE REBELIONES Y DISCREPANCIAS 1ª Parte

SOBRE REBELIONES Y DISCREPANCIAS



Acabo de leer en un mensaje de cristianos, que es necesario obedecer más a Dios que a los hombres. Como si esto fuera una novedad para los cristanos. Nadie que tenga cabeza cree en otra cosa. Si algunos dicen otra cosa es que están atrapados por otro “jefe” que los zarandea a modo usando sus mismos deseos y sus mismas apetencias. Ya sabemos quién.

Solo a Dios se ha de obedecer, pero hay que distinguir lo que es obedecer a Dios y lo que es obedecer a los hombres. Los hombres buenos adoran y obedecen a Dios, porque su adoración no es ni más ni menos que el reconocimiento de su existencia, y su potestad para hacer a  los que le aman que obremos el bien. A ellos obedecer e imitar.

Pero hoy día, todos dicen a una ese titulillo que sin dejar de ser verdad, todos se aplican de manera que en unos o en otros esto ha de ser falso. Si todos o casi todos divergen en materia de praxis o de pensamiento, eso quiere decir que o son falsos todos o solo uno es verdadero.

La Iglesia de Dios (no hay nada más que una) no tiene nada más que un camino que recorrer. Este es el camino de Cristo.  Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6). Así que el que sigue a Cristo (no por pertenecer a una congregación), ese es el que está en lo cierto. En las congregaciones hay de todo, y no todo es de recibo.

Jesús dijo claramente: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14:21) Nada más y nada menos. Son palabras de Jesús incontestables para el cristiano y ahí se encuentran todos los depósitos de sabiduría, poder, y gracia.

Buscar en otro lugar o persona estas características de Jesús el Cristo, y tratar de componer algo mezclado, es ir por un camino distinto del que Dios ha preservado para nosotros los que le amamos, y seguimos sus ordenanzas para nuestro bien total ahora, y en la Vida Eterna.

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