sábado, 9 de marzo de 2013

ALABANZA CONFIADA (2ª PARTE)



 

Josafat, rey de Judá en Jerusalén, recibió aviso de que los sirios, los amonitas y toda una suerte de enemigos marchaban sobre Jerusalén para conquistarla y para despojarla. Lo primero que hizo Josafat, que era hombre piadoso en todo momento a pesar de algún error (como todo hombre) fue: tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Yahvé, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.  Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Yahvé Dios.  (2 Crónicas 20:3,4).

Ni un solo movimiento hizo, sino alzar los ojos al Cielo y pregonar ayuno. No se trataba de formar un ejército y lanzarse valientemente a luchar hasta morir. No lo hizo; eso es para otros que no tienen a Dios como escudo. El oró e hizo orar a todos los de Judá, para pedir ayuda al Dios del Cielo sabiendo que no había fuerza en ellos y que contaban con Dios para todo.

Clamaban todos, y el rey a la cabeza decía: !!Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. Sabia decisión y mejor ayuda. El no sabía que hacer.  En esos momentos es cuando el hombre, desnudo de poder, acude a Dios de verdad.

Dios no iba a permitir que un pueblo que había quitado las abominaciones de entre ellos fuera destruido y despojado. Josafat no arenga a sus huestes, sino que es el primero que reconoce que no tiene poder para librar a sus gentes.

Al rey le dice el profeta de Dios que sus oraciones han sido oídas y que serán atendidas. ¿Cómo? No lo saben, pero si Dios lo ha dicho es cierto y ya se siente librados. No confían en sus fuerzas ni en ningún otro poder para que les auxilie. Solamente en Dios.

Y así vino el profeta de Dios y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Yahvé os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Yahvé con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Yahvé estará con vosotros(2 Crónicas 20) Solo que confiéis, porque yo pelearé vuestros combates dentro y fuera.

AMDG


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