Hoy hemos tenido las
cosas algo agrias por causa de una discusión, que empezó al decir Homobono que
él creía en Dios y que Jesús le parecía un hombre lleno del Espíritu de Dios.
Enseguida le contesté que las cosas van un poquito más allá, (mejor dicho, un muchito)
que sus aseveraciones.
Homobono es algo rústico y no profundiza demasiado en
sus rudimentos cristianos. Prefiere ser fiel a lo que ya está establecido, a
ejercer de teólogo como tantos, que ya hasta pretenden traérselas tiesas al
mismo Papa, y de otros grupos o denominaciones a la recta y simplona doctrina
de siglos, buscando complicaciones a lo que es comprensible a poca voluntad y
rectitud que se ponga.
Carlos
que es muy descreído (creo que por parecer distinto), alegó que Jesús es ni más
ni menos que el mejor maestro que había tenido la humanidad entre tantos buenos
maestros. Que efectivamente estaba tocado por un espíritu especial, pero de ahí
no pasaba. La bronca fue de aúpa. Hasta hubo malas caras entre los amigos, lo
que avala la costumbre anglosajona de no discutir de religión o de política.
Y
es que de discutir a disputar hay la misma distancia que entre querer
aprender y querer salirse con la suya. De todos modos terminó bien la cosa, y
quedó establecido que lo que nosotros pensáramos o nos cupiera en la cabecita
de cada uno, no modifica en nada la realidad de la divinidad de Jesucristo lo
aceptemos o no.
Raúl que es muy
competente nos explicó que la palabra dios se usaba en la antigüedad para
referirse al poder superior en todo aspecto de la vida. Nosotros nos escandalizamos porque llamamos
Dios (o sea el más poderoso) al Creador y sostenedor del Universo y que al ser
tan inmenso y que trasciende a nuestras elucubraciones, es mejor simplificar y
dar el nombre como una aplicación nuestra.
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que
habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. (Isaías 57:15) Así se
auto-define Nuestro Dios por boca del profeta. Es aviniéndose a nuestras
capacidades, y ni siquiera así nos percatamos del todo lo que significa esta
declaración.
Yo quedé impresionado, porque creía que
las cosas espirituales estaban muy lejos de la mente de la mayoría de las
personas y compruebo que, de una forma u otra, las gentes creen. Es cierto que
tienen razón los que se quejan de lo superficial de las creencias o la fe de
las gentes, pero como dice la
Escritura : Y
la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del
abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Génesis 1:2)
El Espíritu Santo se mueve en estas discusiones y en
estos rústicos modos de entender las cosas de Dios, pero a pesar de todo, su
misericordia cubre a los hombres que de otra forma, seríamos todos destruidos.
Bendito pecado que nos trajo tal redentor dice una antigua antífona.
AMDG.
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