lunes, 31 de octubre de 2011

SIN SALDO



Se acaba ya mi vida en paz y sin congoja,
Con fracaso y victoria, con pena y alegría;
Una vida que antaño eterna parecía,
Y ahora se manifiesta como una paradoja.

En la fe que sostengo espero trascendencia;
No admito que la vida sea solo una charada;
Una tumba sombría con mi guirnalda ajada,
Y el huero comentario de alguna concurrencia.

En final predecible y en certeza ferviente,
Agradezco por todo,  de nada me  lamento
Porque somos candelas de vida y sentimiento,
Que unidas forman parte de un aura más potente.

No soy más que un humano sin valor ni relieve,
Pero sé que el que ostenta la razón escondida,
Bien sabe lo que hace con nuestra cruz y vida
Y ando en paz hacia el fin, como el que nada debe.

Mis sólidas certezas las tengo ya archivadas,
Y duermo con el sueño de un niño descuidado
Que descansa en su padre sabiéndose mimado,
Y así recibe besos, riñas y carcajadas.

No tengo ningún mérito que presentar en saldo
Pues lo que haya de ser está ya preparado;
No temo ni juicio, ni fuego, que abogado
Está también previsto y de ello yo me valgo.

Y al cabo todo pasa, como está ya previsto
Por el que todo puede y todo lo ha creado,
Que con celo de padre a todos nos ha amado,
Y para nuestra paz nos ha otorgado a Cristo.

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