Apoyo al Obispo Munilla, al que veo que muchos no han respaldado porque no quieren ser acusados de aquello de que ha sido acusado el Obispo. De crueldad, y poner delante su denuncia por delante del gigantesco sufrimiento de la gente de Haití.
Estoy totalmente seguro de que Munilla es más sensible que tantos otros, que se rasgan las vestiduras cuando este hombre ha dicho la verdad más trágica que se cierne y ya convive con esta España, y esta Europa cuasi pagana.
Bendito Obispo, que supo decir sin miedo, la verdad que quiere ser desechada por las gentes. Igual que su maestro Jesús, sufre la incomprensión y el reproche de los que saben que dice la verdad. Es su oficio, y a su deber se entregó al denunciar la verdad.
Si fueron o no, oportunas sus palabras y su reflexión, es otro asunto. Estoy en perfecta comunión con el obispo en todo esto, y me parece que lo que dijo ha resultado ante ese escándalo sobrevenido arteramente, más eficaz que tantas declaraciones que se leen y se olvidan.
Y es que dar la verdad a quien no la quiere, es ofrecerle un manjar que él detesta y, por lo tanto, no solo lo desprecia, sino que se muestra áspero y critico, aunque sepa a ciencia cierta que el obispo tiene razón.
Este, como tantos otros, tiene la obligación de dar su opinión sobre todo lo que ocurre, porque coincida o no con la doctrina de Jesús. El “no matarás” es para todo ser humano esté o no dentro o fuera del vientre de su madre; como si está en un teatro o contando nubes.
Ya he dicho que ese acoso a la Iglesia católica no es nada más que el principio y porque esta se haya en posición de numero más sólida que otras. No discuto otra cosa que su influencia en la sociedad española. Otras cosas que las ventilen los que saben de ello más que yo.
Dios sabe lo que hace. Europa, América, y casi todo el globo terrestre, corre tras de un paganismo que pagarán con creces. Ahora todo es cuestión de entronizar el consumo y el hedonismo, amen de todos los vicios imaginables. Caerán entre los que caigan. Por ahora burlas y risas.
AMDG
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