
Ya vi las cosas claras y entono alegre canto
Nunca creí del Cristo que fuera tan humano,
Que fuera para mí como un divino hermano,
Y se acercara a mí, tan portentoso encanto.
Colmado de piedad, de afecto sacrosanto,
Te acercaste a mi vera tomándome la mano
Plena de iniquidad, y aun siendo un pobre anciano
Limpiando mis bajezas, porque me quieres tanto.
Limpiaste la ruindad de mi naturaleza,
Sacaste la miseria de mi loca cabeza,
Y amándome sin fin me tornaste cercano.
Limpiaste mi interior como fiel cirujano,
Me ofreciste la paz, y me diste certeza
De tu fiel compañía, de tu dulce fineza.
Y de tu gentileza
Aprendí de tu amor, la divina largueza,
Y en la paz de mi alma, me sentí más liviano.
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