lunes, 3 de diciembre de 2012

FATALISMO O CONFIANZA 1ª Parte


 


Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Yahvé pesa los espíritus.

Abrir el periódico por la mañana es una clase de tortura que no le recomiendo a nadie. A nos ser que los sucesos que ocurren cada día de afecten a él personalmente puede dejar de leerlos hasta un poquito más tarde. No soy nihilista pero sí bastante fatalista y por ello me siento muy bien en casi cualquier circunstancia. Dios está en control.

En el campo de la psicología soy primario, es decir, que me lanzo sobre un asunto casi sin pensarlo, pero cuando pasa el asunto soy medio fatalista y dejo a Dios que lleva este tinglado hacer lo que quiere que es lo que va bien para todos. El Universo es muy grande y solo Dios conoce el devenir de la humanidad.

Porque veamos; dice la Biblia: De Yahvé son los caminos del hombre y Él los dirige según su voluntad. Si esto es así y lo podemos comprobar, viendo a donde hemos llegado y de qué forma, ¿de que vale hacerse, poco menos que la autopsia en vivo, cuando las cosas suceden sin que en ello podamos poner ni siquiera un granito de arena?

No estoy diciendo que no hagamos nada. La Cruz Roja, Caritas, Aldeas Infantiles, y tantos y tantos más (cristianos casi todos) son gentes a las que ayudar y podemos hacerlo en la medida que pueda cada uno con dinero, voluntariado, etc. Pero andar ansioso porque en África perecen millones de seres con Sida, desnutrición, y tantos males, no es lo más idóneo. La oración y el lógico apoyo, sí.

Dejemos que eso y más injurias a la especie humana como llevan a los “atrasados”, los portadores de los aparentes progresos de los “civilizados”, casi siempre procurando saquear lo poco o mucho que tienen estos “salvajes”. Dios hará justicia en su momento. Una vida humana aquí vale bien poco para muchos. Para Dios son intocables.

Como no sé expresarme debidamente muchas de estas cosas que digo pueden “interpretarse” de la forma que cada uno quiera, pero mi paz de espíritu, no depende de lo que alguien pueda decir de mí, sino de mi propia conciencia. Así dice la Biblia: Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. (Proverbios 16:7)

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