jueves, 4 de abril de 2013

MISTERIOS SIMPLES DE FE (EPÍSTOLA)



PRÍNCIPE SIDDHARTA


Querido Julián: no me andes con cosas que escriben una serie de ignorantes sobre si la Biblia es verdad o no, y sí la dirección de las distintas Iglesias auto llamadas cristianas. La cosa es mas sencilla y más asequible para todos. Si lo que dice la Biblia de la Virgen María no es cierto, porque te cueste creerlo, ya no se puede creer en nada de este sagrado libro.

Naturalmente, como todo, es interpretado por unos y otros de diferente manera, tal como haces tú. Esto provoca una “empanada mental” de tal categoría que, como en la copla de la Parrala, “unos dicen que sí y otros dicen que no”.

Si te vas a la “alta crítica” o a las alucinantes interpretaciones de ovnis y todo eso (en Internet hay para cansarse) te pierdes seguro. Para mí, con los escasos conocimientos que tengo, es clara como el agua y renuncio a argumentos ya explicados extensamente por eruditos escritores y santos sabios.

Es por eso, que andar trasteando en los misterios de Dios como si fuesen un juego de ordenador, no es bueno y la Iglesia toma grandes precauciones que algunos achacan al ansia de poder, y en realidad es solo para establecer una verdad sin moverse de ella, por muchos críticos y “salvadores de la Iglesia” que surjan.

La Santa Escritura, es de lo más lógico y más simple de entender cuando se va a ella con Espíritu, y no como una fábula más como la de Gilgamesh, Siddharta Gautama, etc., que solo conoces de oídas según dices. Lo puedes buscar en Internet.

Yo te doy mi opinión como deseas, aunque en mis escritos algunos de ellos atrevidos y que mis amigos tachan de casi heréticos, te puedes dar cuenta de mi pensamiento. Si María no concibió por el Espíritu Santo y Cristo no resucitó, no sé que estamos nosotros haciendo en este trajín.

Tanto estudio, no explica por qué de un capullo de un  gusano alimentado solo con morera, surge una mariposa que se reproduce. Con sus alas, sus antenas etc. y de ellas nuevos gusanos. Uno de los millones de milagros diarios de la naturaleza. O sea, de Dios.

Si no sabemos prácticamente un milímetro de la longitud de la inteligencia de Dios, ¿por qué nos metemos en unas honduras, que ni los más grandes sabios que poseen inmensos conocimientos son capaces de explicar?

Un servidor, amigo Juli, se limita a creer. Porque no he conocido algo tan coherente como los misterios de Dios, revelados a sus fieles. Lo demás lo dejo para los que quieren derribar la fe, y buscan y rebuscan en todos los estercoleros, tratando de demoler lo que nadie puede hundir.

AMDG.  

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