CREO SEÑOR
En un mundo tan tétrico y ceñudo
De muerte, y prepotencia abominable,
Presentes la maldad y el gran engrudo,
De almas que a tu ley dicen culpable.
El tiempo su tributo testarudo,
Pide de nuestra vida censurable
Del miedo, amor y el odio, seco y rudo
Para enfocar camino más amable.
Yo creo, Señor; mi vida en este juego
He puesto con pasión, aunque serena,
Y acepto tu designio y condiciones.
No quiero ya oponer más objeciones
A tu insondable plan; y doy por buena
Tu guía, con agrado santo y
ciego.
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