Mira,
sólo esto he hallado:
que Dios
hizo rectos a los hombres,
pero ellos se buscaron muchas
artimañas.
Hay veces en las que cuando nos dicen cualquier cosa o suceso
decimos displicentes: yo ya no me sorprendo por nada. Pero hay casos que nos
sorprenden y hasta que nos asustan. Esta foto tomada de Radio Cristiandad ilustra la posición
ante los cultos y reuniones cristianas de cualquier clase.
No es cuestión de lo
recto o lo torcido. Es cuestión como dice el refrancillo: o Don Juan o Juanillo: O este otro de: o calvo o con dos
pelucas.
La Iglesia ha
de comportarse decorosamente sin hacer nada que estropee el concepto que tanta
gente tiene de la seriedad y el valor social y espiritual del cristianismo.
Estas escena de
clérigos protagonizando esta (no sé como calificarla; digamos parodia),
desagrada a cualquiera que se quiera sujetar con más o menos disciplina o
exactitud a lo que las normas eclesiales establecen con su muy meditado fundamento,
más o menos discutible por muchos, pero establecido con la solemnidad y
seriedad que se espera de cualquier acto que no sea un asunto de humor o de
anarquía.
Y hay un
protagonista principal ante el cual no se pueden hacer espectáculos, que más
que edificar lo que hacen es llenar de vergüenza a los que prefieren una reunión,
misa, o cualquier otro acto, con la seriedad que se ha de tener ante lo que los
demás consideran un acto para Dios y, por tanto, digno de la mayor seriedad,
solemnidad, gravedad, respeto, y reverencia.
Todo lo relativo a
Dios (y pienso que es todo lo que hacemos), proviene de una adoración que no
solo significa posturas o pensares piadosos, sino que en sus formas más
visibles, deberían ser de una majestad y protocolos debidamente cuidados y
realizados con la máxima unción y piedad verdadera.
Estas cosas pueden
parecer como una concesión a los que piensan de otro modo, queriendo tal vez demostrar
que nosotros, los cristianos, no nos arrugamos ante cualquier forma de
protocolo y que somos capaces de “entrarle” a todo lo que sea una forma de
culto más o menos aceptable.
Estas escenas, no
creo que den a nadie sensación de que estamos ante una dignidad y sobriedad de
la que es merecedor el Señor que compartimos, y que desobedecemos inventándonos
ceremonias, formulas, y danzas que no me atrevo a calificar.
Lejos de mí,
criticar cualquier modo de culto si es edificante, pero si ya tenemos una forma
aceptada por todos de hacer las cosas delante de Dios, como la tenían por
mandato divino los antiguos sacerdotes mosaicos ¿a qué buscarle complicaciones
a lo que solemnemente ya se practica en La Iglesia de Dios?
AMDG.
No hay comentarios:
Publicar un comentario