jueves, 24 de mayo de 2012

ESTE VIERNES 1ª Parte

Batalla de Arbelas por Alejandro Magno

Este viernes que viene ya casi pasado mañana, hay prevista una pitada al himno nacional, por parte de las aficiones de dos equipos con fans separatistas. Se apela por algunos a la “libertad e expresión”, como la coartada o panacea para decir cualquier chorrada.

Si surge una opinión de que deben castigar a todos los provocadores separatistas, se forma un escándalo mayúsculo, como es natural a causa de la brutalidad de la medida.

Si se dice que no queremos a los catalanes, y  se dice ¡es  mi opinión! ya se forma un aquelarre de narices. ¡Pero es mi opinión, diría el tal!  Y es que al no tener en cuenta que esas ideas conspiran en contra del interés común, estas valen muy poco, y de ser vertidas públicamente son objeto de delito contra la humanidad.

Una comentarista afirmaba, como si en ello le fuera la vida, que lo que había dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid era una provocación. O sea, vienen a provocar, y resulta según su opinión que la que provoca es la presidenta. Peregrina afirmación de una chica, muy enterada ella, y con tan demasiada suficiencia como poca humildad.

Stalin tenía sus ideas, así como Perón, Hitler, Ghadafi, y tantas personas que quisieron, en nombre de una idea, (su idea) transformar el mundo en algo a su imagen y semejanza. Es decir, como Dios. Ni más, ni menos. Bueno, el tiempo no pasa en balde y casi todos murieron. Sus ideas fueron, como ellos, al saco de la basura.

Ahora salen otros que quieren seguir, si no sus mismas huellas, sí continuar una vez “agiornados”, los principios de estos que se creen que han descubierto algo. Y muchos juegan al nacionalismo, sin tener en cuenta los sufrimientos que causan a tanta gente que, inocente en estas cosas, solo quiere trabajar y vivir en paz.

Alejandro Magno fue a conquistar territorios y reinos y es admirado como un genio. De esta clase de conquistadores se dice ¡“hay que ver que tipo más valiente”! ¡Que visión! Y resulta un héroe para todos.

Napoleón fue admirado y temido por todos, y su nombre siempre trae vientos de liderazgo, capacidades, y desde luego parece ser suya la frase entre otras  que ponía en práctica para que las batallas fueran victoriosas: no ahorrar hombres… claro está, él estaba detrás de las líneas.

No se tienen en cuenta los delirios de todos, y la cantidad de muertes, despilfarros, atropellos, y tantas calamidades más, que todos los reinos de sus alrededores sufrieron por su causa. Después se vio que una vez muertos o vencidos, aquello quedaba en agua de borrajas. Tanta batalla, tanta muerte y desastres ¿para qué? ¿Para engrandecerse él y morir unos años más tarde?

En el libro de Macabeos, y en una novelita maravillosa, se ven los resultados de la invasión de Alejandro en el imperio persa, que no era mejor. La novelita "Mis Gloriosos Hermanos" de no sé que autor, describe la helenización de los judíos, y las vejaciones y despojos de que fueron objeto los israelitas.

Habrá follón

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