jueves, 24 de mayo de 2012

ESTE VIERNES 2ª Parte LA COARTADA DE LAS IDEAS



Las ideas, si son de buena ley, son importantes para el desarrollo de la humanidad. Las que para ser efectivas tienen que imponerse a los pueblos o a las personas, no tienen derecho a pedir respeto ni atención. Eso hacía Absalón, cuando alguien tenía quejas de su padre David.

Naturalmente el rey no podía contentar a todos, y de eso se aprovechaba Absalón para arrebatar el reino a su padre. Esto ha sido una constante en la historia. Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. Entonces Absalón le decía:

Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia! De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel. (2 Samuel 15:2 y ss.)

Los descontentos, por la razón que sea, siempre hallan un líder que se aprovecha de esta situación, y se pone al frente para adquirir posición y prosperar, usando de tal descontento. Solo tienen que mirar en las batallas la idiotez que supone destrozarse unos a otros. Y los muertos derramados por el campo, sufriendo lo indecible. ¡Que bien!

¡Que heroico es perecer en un campo que no nos importa, en aras de que el líder se salga con la suya! Y como mucho, nos proporcione la posibilidad de que nos hagamos más ricos con el saqueo de los demás. La guerra es la estupidez llevada al extremo.

Eso proviene de parte de todos los estúpidos que encienden con sus palabras y sus abusos independentistas el corazón de muchos parecidos a los que hablaba Absalón.

Los resultados de todo este intento, son la muerte y el desastre de Israel en una batalla en la que murió Absalón de forma trágica y los muertos que el se llevó consigo. La estupidez y la ambición prevalecen en el humano de forma regular y continua. Las viudas y los huérfanos que dejaron los muertos ¿para qué.  Todo vanidad, dijo el sabio.

Para glosar esos estragos, acudo a dos poemas clásicos que muestran la idiotez de tantos héroes.  

Fabio, las esperanzas cortesanas
Prisiones son do el ambicioso muere
Y donde al más astuto nacen canas.

Y otra por el contrario

Que descansada vida
La del que huye
Del mundanal ruido
Y sigue la escondida
Senda por donde han ido
Los pocos sabios que en el mundo han sido.

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